Ernesto Nazareth nació el 20 de marzo de 1863 en Río de Janeiro, Brasil, en una familia de clase media que valoraba profundamente la música y las artes. Desde temprana edad, Nazareth mostró un talento excepcional para el piano, aprendiendo a tocar bajo la tutela de su madre. Su temprano contacto con la música clásica europea, junto con las ricas tradiciones musicales de Brasil, influyó profundamente en su desarrollo como uno de los compositores más destacados de su generación.
A los 14 años, Nazareth compuso su primera pieza, una polca titulada «Você Bem Sabe.» Este temprano éxito lo animó a seguir una carrera en la música, y pronto comenzó a tocar en salones y teatros de Río de Janeiro. Su habilidad para interpretar y componer piezas que combinaban elementos de la música clásica con ritmos brasileños rápidamente lo hizo popular entre el público. Durante estos primeros años, Nazareth también trabajó como pianista en el Cine Odeon, acompañando películas mudas, lo que le dio una plataforma para presentar sus composiciones a una audiencia más amplia.
En 1878, Nazareth conoció a compositores y músicos influyentes que lo inspiraron a desarrollar su estilo único. Su obra comenzó a reflejar una fusión de géneros, integrando elementos del choro, el tango brasileño y la música clásica europea. Esta combinación innovadora se convirtió en la marca distintiva de su música, estableciendo a Nazareth como un pionero en la creación de un lenguaje musical auténticamente brasileño.
Durante la década de 1890, Nazareth compuso algunas de sus piezas más conocidas, como «Brejeiro» y «Odeon,» que se convirtieron en clásicos del repertorio brasileño. Estas obras no solo demostraron su habilidad técnica y creatividad, sino que también capturaron la esencia de la vida y la cultura brasileñas. Su música, caracterizada por melodías pegajosas y ritmos vibrantes, resonó tanto en Brasil como en el extranjero, ganándole reconocimiento internacional.
En 1908, Nazareth publicó «Tango Brasileiro,» una colección de piezas que consolidó su reputación como uno de los compositores más importantes de Brasil. Estas obras, que incluyen títulos como «Escovado» y «Bambino,» mostraron su capacidad para fusionar la tradición europea con los ritmos brasileños de manera innovadora y accesible. La influencia de su trabajo se extendió más allá de las fronteras de Brasil, influyendo en músicos y compositores en toda América Latina.
A lo largo de su carrera, Nazareth continuó componiendo y presentando su música en diversos escenarios. En 1922, fue invitado a participar en la Semana de Arte Moderna en São Paulo, un evento clave en la historia cultural de Brasil que celebró la identidad y la innovación brasileñas. Su participación en este evento consolidó su estatus como una figura central en la música brasileña del siglo XX.
Además de su trabajo como compositor, Nazareth fue un defensor apasionado de la música popular brasileña. Trabajó incansablemente para promover el choro y otros géneros tradicionales, organizando conciertos y eventos que destacaron el talento local y la riqueza cultural de Brasil. Su dedicación a la música y su compromiso con la cultura brasileña lo convirtieron en una figura querida y respetada en la escena musical.
La vida de Ernesto Nazareth estuvo marcada por su incansable dedicación a la música y su amor por su país. A pesar de enfrentar desafíos personales, incluidos problemas de salud y la pérdida de su esposa, Nazareth continuó componiendo y presentando su música con pasión y determinación. Su legado incluye más de 200 composiciones que siguen siendo interpretadas y apreciadas hoy en día.
Nazareth falleció el 1 de febrero de 1934, dejando un legado que sigue vivo en la música brasileña contemporánea. Sus obras continúan siendo un punto de referencia para músicos y compositores, y su influencia se siente en todo el mundo. Su capacidad para capturar la esencia de la cultura brasileña en su música, combinada con su compromiso con la promoción de los géneros populares brasileños, lo convierte en una de las figuras más importantes de la música del siglo XX en Brasil.
El impacto de Ernesto Nazareth en la música brasileña es innegable. Su habilidad para fusionar la tradición europea con los ritmos brasileños, junto con su dedicación a la promoción de la música popular, ha dejado una huella duradera en la cultura musical del país. A través de sus composiciones y su trabajo incansable, Nazareth ayudó a definir una identidad musical brasileña que celebra la rica herencia cultural de su país, dejando un legado que perdura en la música brasileña contemporánea.